(Viene de otra entrada anterior)
Hay muchos intereses económicos en esa
zona como para dejarlo de lado. Es como si Siria fuera un gran Centro Comercial
al que ir a comprar y vender los fines de semana. Una zona de grandes negocios
en conflicto no puede dejarse que se vaya solucionando sin influirle por qué
camino coger.
Por ejemplo, desde 2012, Irán ha aumentado
drásticamente su apoyo militar a las fuerzas del presidente Sirio. Las armas
que aportó Irán llegaron al grupo Hezbolá y este grupo se volvió cada vez más
activo dentro de Siria.
Irán ha contestado que está tan dispuesta
a ayudar a Siria como EEUU a atacarlo. Y que las consecuencias no se quedarán
en Siria, sino que afectará a toda la región. Léase a Israel o Turquía.
Igualmente, desde que se impusieron sanciones contra Teherán, la relación
económica entre ambos países aumentó en beneficio mutuo.
Concretamente, el mes pasado se firmó un
acuerdo entre Irak, Irán y Siria un acuerdo para la construcción del mayor
gaseoducto en el Medio Oriente. Transportará gas natural desde el sur de Irán
hasta Europa. Claro está, que este negocio no le ha gustado a todo el mundo.
Según Dimitry Minin, del Centro Global Research “los aliados de occidente que
abastecen de gas y petróleo a Europa desde el Golfo Pérsico no están contentos
y tampoco está contento el principal transportista de gas actualmente:
Turquía.” Ahí vemos el tan altruista motivo por el que Turquía se une al baile.
Nafeez Ahmed, director del Instituto para
la investigación de Política y Desarrollo en el Reino Unido escribió en el
períodico The Guardian que “el
gaseoducto es una bofetada directa para Qatar que planea construir su propio
gaseoducto a través de Arabia Saudita, Jordania, Siria y Turquía, también para
abastecer a los mercados europeos, con el apoyo de Estados Unidos.” Según Ahmed
“Estados Unidos, Israel, y otras potencias han sido jugadores muy poco
honestos. Detrás de la fachada de preocupación humanitaria, hay intereses
familiares en juego.”
Como vemos, los motivos humanitarios poco
a poco se van diluyendo como azucarillos ante tal cúmulo de intereses
económicos en aquella región de tantos actores implicados.
Hasta ahora, China ha mantenido un perfil
bajo en esta cuestión, pero poco a poco están mutando. Se oponen al ataque
estadounidense sin tener el beneplácito de la ONU. El Global Times, un periódico afiliado al Partido Comunista afirma,
según la BBC, que “las fuerzas alrededor del mundo que se oponen a una
intervención militar externa deben unirse para prevenir, hasta donde sea
posible, que Estados Unidos, Reino Unido y otros lancen ataques aéreos contra
Siria. Y si esto no se puede evitar, deben abiertamente apoyar al gobierno
sirio para entablar una resistencia. Rusia e Irán necesitan considerar el
ofrecimiento de asistencia militar directa, y China y otros países deben dar su
apoyo"
Pero China tampoco está exenta de pecados
y tampoco le mueve un deseo humanitario y de apoyo al débil oprimido. Desde
2011 China fue el principal socio comercial con Siria con exportaciones
evaluadas en más de 2.400 millones de dólares. No es mucho dinero, pero lo que
no se quiere, sobre todo, es a una mayor presencia de los Estados Unidos en la
región.
Tal y como explica Amanda Paul, analista
del Centro de Política Europea, en China “hay temores de que una presencia
militar de EEUU en Siria conduzca a un ataque contra Irán, lo cual otorgaría a
occidente mayor acceso a los recursos energéticos de la región”. Y eso,
humanitariamente, no se puede tolerar.
Otra repercusión de esta medida de Obama
puede ser que Rusia decida intervenir. De hecho, ya lo está haciendo mandando
barcos a la zona. Y desde su gobierno han explicado que una intervención
militar en Siria tendría consecuencias catastróficas. Aunque luego han bajado
el tono diciendo que Rusia no tiene pensado entrar en guerra con nadie. Pero
claro, existen otras formas de poder fastidiar a los Estados Unidos por su
intervención sin necesidad de gastar pólvora, como por ejemplo, incrementar el
abastecimiento de armas a Damasco o reducir sus negocios con EEUU.
Lo que está claro es que después de perder
grandes contratos armamentísticos con Irán debido a las sanciones y la
cancelación de otros contratos con Libia, la industria armamentística rusa
necesita suculentos contratos con los que dejar de bajar escalones en el
mercado de la defensa armada.
Todo ello nos lleva a ver que lo que menos
importa a todos los actores implicados son los pobres civiles muertos. Ellos
precisamente son la excusa para poder hacer algo que hasta ahora querían pero
no podían. Todos querían intervenir para influir en la zona e imponer sus
negocios pero hasta ahora no tenían una justificación. Y hay que hacerlo
rápidamente, no vaya a ser que el informe de la ONU diga otra cosa y se termine
la oportunidad.
El Centro Comercial de Siria tiene un horario y hay que ir a comprar antes del
cierre. Corran, pues.