viernes, 25 de abril de 2014

La presidenta del Círculo de Empresarios



Ayer la presidenta del Círculo de Empresarios dijo que a los trabajadores que no estuvieran cualificados se les deberían de pagar menos que el salario mínimo interprofesional.

Esta empresaria, que según las noticias publicadas en prensa se jacta de aplicar las medidas liberales también a sus hijos, poniéndole multas cuando llegan tarde o incumplen alguna tarea doméstica, dice que hay que dar trabajo desigual a la desigual formación.

También dijo que España es un país anti-empresarios porque los políticos y gobernantes están divorciados con los creadores de riquezas. “Como ganamos más que ellos, no le gustamos” afirmó.

Ya que ella  hace distinciones de personas según formación, yo también opinaré según mi criterio y sentido común. En principio, a ciertas personas con un nivel tan bajo de empatía no se les debería tener como referente de nada ni representar a nadie. Es más, a personas con síntomas de psicopatía como ella (la psicopatía es un trastorno antisocial de la personalidad que se caracteriza porque los enfermos no muestran empatía ni remordimientos) deberían tratarlas y poner en cuarentena sus afirmaciones.

Una persona que no es capaz de ponerse en la piel del que esté enfrente no puede ir dando lecciones de economía ni política. Vivimos en un mundo y en un país altamente social, donde los unos dependemos de los otros. Los seres humanos tendemos a relacionarnos entre nosotros, a participar afectivamente de las realidades de otras personas con las que nos relacionamos y parece ser que, según estos empresarios, que esto no debería ser así.

Según ellos, ciertos trabajadores tienen menos derechos que otros y, por supuesto, casi ninguno si los comparamos con los empresarios. Es más, para estos últimos, con aquello de salir de la crisis, es para lo que se está legislando, sin, aparentemente, importar las consecuencias.  Con comentarios de este nivel parece  que los empresarios quieran vivir en su burbuja o en su torre de marfil sin infectarse con el resto de seres inferiores.

Porque, según esta señora, eso de ganar un salario mínimo es un privilegio al que no pueden optar todos los trabajadores. Los que no hayan estudiado no tendrán ese ‘premio’ de vivir con 645,30 euros al mes. Un auténtico chollo, oiga.

Pero señora, ¿qué hacemos, si admitiéramos su teoría, con los que no han estudiado porque no han podido costeárselo? ¿Tienen culpa de haber nacido en familias más humildes? ¿Qué hacemos con los que han tenido que dejar de estudiar para cuidar un familiar enfermo? ¿O  con los que han sido despedidos por culpa de la crisis creada por ciertos empresarios? ¿Qué hacemos con los que han intentado ser empresarios como usted y se han visto obligados a cerrar sus empresas y quedándose sin dinero? ¿O con los que se gastaron el dinero del paro por querer ser emprendedores? ¿O con los que simplemente no los contrata nadie por tener cierta edad? ¿Son culpables estas personas de todas las circunstancias que rodean sus vidas? Recuerde señora que no todas las personas han tenido la suerte de nacer en familias acomodadas como la suya (Esta señora es bisnieta del fundador de la compañía ferroviaria Talgo, sobrina del ex presidente de Iberdrola e hija de un reconocido arquitecto).

En el momento de la burbuja inmobiliaria, cuando todo iba bien en este país de locos, no escuché a esta señora decir nada cuando contrataban a todos los trabajadores sin cualificar. Cuando ciertos empresarios se enriquecían de un día para otro, no se quejó de que existieran trabajadores sin estudios. Es más, les gustaba incluso que los inmigrantes acudieran a pedirles trabajo. Eran más baratos que los señoritos españoles.

Cuando todo iba bien y cada empresario ganaba pequeñas fortunas no se quejaban del nivel de formación de los trabajadores. Ahora que ganan menos estos empresarios quieren subir como sea su nivel de ingresos. Aún a costa de los trabajadores ya muy mermados económicamente.

Pues si entonces se aprovecharon  de estas personas para enriquecerse ahora también tienen que seguir sufriéndolos o valiéndose de ellos para continuar con su vida de empresario/a.

Porque, aunque le pueda extrañar a esta Señora, los empresarios por muy liberales que se crean también tienen responsabilidad social con el resto de ciudadanos y con la comunidad en general. Si usted se enriquece aprovechándose de personas sin estudios (no sé por qué me ha recordado a las preferentes de Blesa firmadas a clientes confiados) tendrá que pagar un precio, o al menos, revertir cierta de esa riqueza a la comunidad que le hace vivir tan bien.

Es por eso, y por una simple regla de tres, que lo mismo que usted puede, y no se lo discuto, pedir que se baje el SMI yo también puedo pedir que se suban los impuestos a los empresarios que más ganan. Incluso podría pedir que estuviera limitado el dinero que un empresario pudiera ganar. Que el resto de lo que gana tuviera que reinvertirlo en su empresa, en los trabajadores o en la sociedad. Que la diferencia existente entre el trabajador que menos cobre de su empresa y el que más, ya sea el director o el gerente, no sea más de cinco o seis veces.  ¿No es más lógico? Si las riquezas del empresario provienen de la sociedad ¿no le debe este algo a la misma?

Pero aparte de todos estos argumentos, le haría una pregunta muy simple ¿ha intentado vivir usted con los 645,30 euros al mes y aún así quiere rebajarlo? Lo dudo.









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miércoles, 16 de abril de 2014

La Semana Santa y los católicos.




Semana Santa. ¡Santa Semana! No hay dónde cojones aparcar por mi casa. Cada día me tengo que hartar de dar vueltas para poder dejar el coche. Y todos los años lo mismo. Pesadilla.

Pero ¿por qué tanto entusiasmo de la gente? No entiendo esa muchedumbre que va a ver las procesiones como van al teatro o a la plaza de toros.  No entiendo a esos que dicen ser católicos, pero que se pasan las leyes religiosas por el arco de sus triunfos.

Porque no nos engañemos la gran mayoría de los católicos españoles, gracias a Dios, son católicos de pacotilla o de boquilla, como queráis llamarlos. (Luego explicaré por qué eso de gracias a Dios).

Y ¿por qué digo esto? Verán, aunque en el fondo ya lo saben:

Esos católicos de pacotilla, los que se autoproclaman como ‘católicos no practicantes’ pasan olímpicamente de las cánones religiosos. Porque una vida llevada a rajatabla con la imposición de esas leyes y dogmas sería muy aburrida y sobre todo muy distinta.

Así que es mejor blasfemar e insultar cuando alguien te provoca con el coche no poniendo los intermitentes que quedarse callado. Poner la otra mejilla cuando te insultan o te pegan es quedar como un cobarde así que al menos se insulta, para que se vea nuestra valentía y desahogarnos. ¿Amar al prójimo? Que lo haga Gandhi o el de “Autopista hacia el Cielo” (que mayor soy) porque el prójimo bien que me putea cuando puede.  Dar de comer al hambriento es un engorro y si se plantean, en su defecto, darle dinero a un mendigo, lo primero que piensan es que será para drogas y es la escusa perfecta para retener esas monedas en el bolsillo.

No comer carne cuando me apetece es una lata, pues ya me había hecho a la idea de zamparme una butifarra y una berza con ‘pringá’, así que la vigilia me la salto, total nadie me ve. A misa, ese evento al que acuden cada vez más personas mayores, prefiero no ir. Tener que aguantar a un tío que no conozco disfrazado y echándome la bronca por algo que él no sabe ni si quiera que he hecho me fastidia sobremanera. ¿y encima todos los domingos? ¿Estás loco? Iré cuando no me pueda escaquear.

Y que me decís eso de rezar cada día. Ahí hay de todo, pero la gran mayoría se le olvida o solo acude a ella cuando está desesperado y tiene un problema que no sabe cómo resolver.

Tener relaciones sexuales solo en el matrimonio y exclusivamente con la intención de procrear es un medieval. De esta forma nos inventamos las relaciones extramatrimoniales o anteriores al matrimonio, las extraconyugales, la homosexualidad, el sexo anal, oral y como no, la masturbación. ¡Todo esto es mejor que lo que glorifican  las directrices de la Iglesia!

¿Cómo dice Señor Obispo? ¿Qué no use preservativos? ¿Piensa usted que yo voy a estar tan loco para arriesgarme a tener un hijo ahora que estoy a punto de salir del Instituto? ¡Vaya por dios! ¡Ni loco!

Como vemos ser católico de verdad sería, aparte de muy engorroso y aburrido, algo como ser un fanático de la iglesia. O lo que es lo mismo, para ser un católico ortodoxo necesitaríamos ser unos fanáticos religiosos y ser entusiastas de unas leyes divinas de más de mil años de antigüedad que nada tienen que ver con los actuales sistemas de vida.

Porque ahora que vivimos en una sociedad digamos democrática, las imposiciones de la Iglesia son eso, obligaciones que nos imponen los de arriba vestidos de negro, púrpura y blanco (inmaculado, por supuesto). Porque para ser católicos de verdad tendríamos que adentrarnos y convivir en una organización esencialmente jerárquica en donde no existe la democracia y donde no importa lo que opinen los de la base. Dentro de la religión (y ahora hablo de todas) no caben los valores democráticos. Las cúspides religiosas ven la realidad desde un prisma totalmente categórico, dictatorial. O perteneces o no. Con nosotros o hereje.

Esa contradicción en la que viven los no practicantes viene dada por los sistemas más o menos democráticos en los que conviven y por el principio de la relatividad operante que les hacen creer que esas  religiones se pueden desarrollar con principios democráticos. Como si los creyentes pudieran escoger qué mandatos divinos cumplir y cuáles no. Y no es así. Cuando yerras o incumples pecas y si pecas serás castigado por un dios vengador.

No nos engañemos, los católicos no practicantes podrán esgrimir que ellos hacen con sus vidas y con la religión lo que quieran. Y es cierto, pero no es menos cierto que eso no se debe a que sean religiosos o que practiquen la religión católica, sino porque viven en un estado democrático que es el que permite la disparidad de argumentos y distintas formas de vislumbrar la realidad. Y lo de opinar de forma dispar también es por nuestro sistema democrático porque discutir con Dios es, a parte de imposible, absurdo; ellos mismos le han dado la categoría de infalible.

Por todo esto las religiones crean problemas en las democracias. Esos religiosos que quieren que el resto de los ciudadanos piensen o crean como ellos y están convencidos de que si alguien osa incumplir sus ideales religiosos el Estado (que parece ser que no es de todos sino de ellos) les debe ayudar para sancionar al pecador. Eso es lo que pretenden los católicos más ortodoxos con el aborto, que el Estado se  encargue de las pecadoras. Actualmente en España ocurre lo mismo con la nueva ley de Educación que quiere implantar Wert. Ahí está la Iglesia haciendo lobby para introducir sus materias en la educación pública. Tratando de imponer sus propios y característicos pareceres a toda la comunidad. Por imposición. Y, tristemente, en el fondo tienen lógica. Ellos solo responden ante Dios, que existan personas que discrepen les trae al pario.

Por esto, cuando hablaba de esos católicos de pacotilla decía que eso de gracias a Dios, porque los prefiero con sus incongruencias y intolerancias a los fanáticos religiosos que anhelan imponernos a todos sus dogmas,  sus sacramentos y sus absoluciones.

Os dejo, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra que yo me voy a comerme unas torrijas. Pasadlo bien.



















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martes, 8 de abril de 2014

Toyota apuesta por nosotros



El presidente de Toyota ha realizado una inusual manifestación en estos tiempos. La multinacional de vehículos desde hace tres años ha comenzado a retirar muchos de sus robots de sus fábricas y a sustituirlos por hombres.

Cuando pensábamos que los hombres íbamos a perder poco a poco el lugar en las fábricas, sobre todo por comentarios como el de Bill Gates que afirmó que las máquinas en 20 años sustituirán a los hombres en trabajos de alta habilidad, aparece este señor y nos da un hálito de esperanza a los humanos.

Y la razón es impecable desde el punto de vista de estrategia empresarial como desde el sentido común.

Según Mitsuru Kawai, que así se llama el Presidente de Toyota, a la larga los hombres son más eficientes que las máquinas.

Por fin, alguien de las altas esferas se da cuenta de la simplicidad de ciertas lógicas.

Mitsuru comenta que no podemos depender de máquinas que solo hacen la misma cosa una y otra vez de forma reiterativa. Carecen de la creatividad que puedan tener las personas expertas para solucionar problemas.

Cuando comenzó en las fábricas de Toyota, Mitsuru Kawai veía a trabajadores que tenían tanta experiencia que sabían resolver cualquier problema que se plantease. A esos trabajadores se les apodaban como ‘dioses’. No existía cosa que no supiesen hacer.

Afirma, no obstante, que para poder enseñar a las máquinas debemos adquirir la experiencia necesaria para convertirnos en sus maestros.

En definitiva, las maquinas y robots hacen bien su trabajo, pero no pueden sustituir la creatividad y brillantez de un trabajador experimentado que improvisa una actuación eficaz y soluciona un posible problema o mejora una situación colapsada. Cosa que un software no puede hacer.

En la planta que posee Toyota en Honsha, los trabajadores han logrado reducir la cantidad de residuos de la línea de producción y han mejorado mucho su eficiencia. Este éxito ha llevado a extender la práctica a otras plantas de la compañía automovilística.

Quizá esto les haga sacar un coche no cada veintipicos segundos sino cada minuto, que es una pérdida considerable en su contabilidad. Pero seguro que estarán mejor acabados o tendrán más seguridad de que no se cometan más fallos. Lo que es seguro es que apuesta por el empleo de seres humanos y contribuye a la sociedad en general.


Sea como fuere, que un grande mundial de la industria más automatizada apueste por el ser humano, en detrimento de las máquinas y del beneficio puro y duro para sus accionistas, es de agradecer y te hace pensar que si dicha medida se propaga, no todo está perdido.  







Copyright de la imagen Toyota y http://logos.wikia.com/wiki/Toyota

lunes, 7 de abril de 2014

Gallardón, el allanador.


Gallardón está haciendo otra de las suyas. Ya ha modificado todo lo que ha podido en la vida judicial y nos ha metido con calzador una ley de tasas que solo quería él y que espanta de la tutela judicial a la gran mayoría de los ciudadanos. Todo lo que ha legislado ha tenido una onda repercusión y, casi todo, por no decir todo (aunque ahora no se me ocurre nada bueno) ha sido en detrimento de la accesibilidad de los ciudadanos a la justicia y a las libertades en general.

Pero lo peor de lo peor está por llegar. Pretende ahora modificar la Ley Orgánica del Poder Judicial (en adelante LOPJ).

Con la nueva regulación en curso quiere imponer el silencio de los jueces, obligándoles a ellos y a las asociaciones que los representan a guardar silencio de todos los procedimientos en curso so pena de sanción, por lo que la opinión pública dejaría de tener un análisis técnico cualificado cuando fueran requeridos para tal fin por cualquier medio. También quiere Gallardón que la única voz sea la del CGPJ, voz, como todos sabemos, altamente politizada.

Se les prohíbe realizar comentarios jurídicos o críticas a reformas legislativas de cualquier asunto, no pudiendo pronunciarse públicamente o mediante otro tipo de comportamientos.

Es más, el Consejo podrá ordenar a cualquier medio de comunicación o a un político que deje de informar sobre el trabajo de un juez. En caso de incumplimiento incurrirá en un delito contra la Administración de Justicia. No quieren controles ni opiniones.

Otra reforma es que los decanos de los jueces y las juntas de los jueces también desaparecerán. De la reunión de los 42 decanos de jueces españoles se extraen conclusiones que influyen a los demás jueces y que los políticos no pueden controlar. De hecho, los decanos y las juntas, han aportado soluciones y han acordado criterios ante vacíos legales en esta época de crisis, como es la solución ante las ejecuciones hipotecarias o determinar a partir de qué porcentaje es abusivo un interés de demora. No se admiten soluciones en beneficio del pueblo.

Otro punto de la reforma es que se eliminarán los juzgados de Paz, las Audiencias Provinciales y se crearán los tribunales de instancia en las capitales de provincias, por lo que la justicia estará más lejos de las personas que no vivan en ellas. Se deja de garantizar el juez natural que es aquel que te viene predeterminado constitucionalmente por el lugar donde vives.

Al desaparecer el juez decano se establece el presidente del tribunal de instancia que será nombrado por el CGPJ y será dependiente jerárquicamente del Consejo. Es decir, tendrá que obedecer.

La Audiencia Nacional también quedará reformada para que no existan los incómodos jueces estrellas, y se amplía el estatuto de aforados a la Reina, a su consorte y a los Príncipes de Asturias, pero lo peor, es que cuando un aforado abandone su cargo de diputado o ministro, no dejará de estar aforado, para que lo tengan que juzgar los jueces más amigos.

Pero lo que me parece peor de todo, no es lo anterior que ya de por sí tendría que hacer dimitir a todo el Gobierno por limitar nuestras libertades y derechos, como digo, lo auténticamente maléfico es lo siguiente:

Se crea la jurisprudencia vinculante.

Me podríais decir todos que hasta ahora la jurisprudencia vinculaba, pero no es así exactamente. La jurisprudencia vincula, por el momento, si se daban ciertos requisitos como era similitud de objeto procesal y acción. Es decir, que para casos similares soluciones iguales, pero es que ahora, los juzgados de primera instancia, que son los que tienen contacto directo con los ciudadanos, los que adaptan las sentencias del supremo a las necesidades concretas del caso y se adecuan a las cambiantes realidades sociales, ahora no van a poder hacerlo.

No ha gustado entre los distintos poderes económicos (bancos o grandes compañías a las que luego pertenecerán los políticos tras esa puerta giratoria existente) las soluciones judiciales tomadas por los jueces de instancia y Audiencias Provinciales con el establecimiento de cláusulas abusivas de contratos, productos financieros complejos (tema de preferentes), etc. Este poder económico está enfadado, quería ganar más y más rápido de lo que le están dejando los jueces.

Igualmente, la reforma no permite a los jueces dejar de aplicar las normas españolas cuando colisiones con las europeas (como pasó con el tema de la protección al consumidor y los bancos) sino que obligará, aunque estén en colisión ambas leyes a cumplir la nacional mientras no se legisle para su adaptación.

Por tanto, no se quiere al juez independiente que adopte soluciones según su criterio y en aras de la realidad que observa, se quiere que lo que dictamine el supremo se escriba en piedra y no pueda ser modificado por un juez de provincias o de pueblo que considere que un don nadie tiene más derechos que una empresa de miles de empleados y que factura millones de euros.


En resumen, se quiere que se haga siempre lo que digan los políticos y que no vaya a venir ningún juececillo con ganas de protagonismo a cuestionar la legalidad de sus acciones. Los políticos quieren ser todopoderosos y estar por encima de la ley. Y Gallardón está allanando el camino.







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martes, 1 de abril de 2014

De estrados calientes a estrados eternos






Hoy 1 de abril de 2014, he visto un auto del juzgado de lo social nº 2 de Sevilla que cita a la demandante para el día del juicio que se celebrará el 6 de abril de 2018.

Ese tiempo de espera es tan prolongado que dudamos de todo.  No sabemos qué pasará para esa fecha, si el juzgado seguirá allí, si estará viva la reclamante o el juez o la demandada. O los abogados.

Lo que está claro es que cuando la justicia es tan lenta, tan lenta, deja de ser justicia.

Porque lo que reclama esa mujer es que se le pague un dinero por parte del FOGASA que consideran que le deben por un despido. La empresa no hace o no puede hacer frente a la indemnización y se reclama ante el Fondo. ¿Qué sucede si esa mujer depende de ese dinero para sobrevivir? Pues nada no pasa nada. Gallardón comerá tranquilo cada día.

El anterior gobierno, el de Zapatero, reforzó los juzgados más colapsados con jueces sustitutos que celebraban por las tardes. Es decir, por la mañana celebraba el titular y por la tarde el sustituto. Como las camas de los inmigrantes, pero en estrados. Estrados calientes.

Pero llegó la crisis, luego Rajoy y tras él Gallardón. Y entre todos decidieron que había que recortar. Lo que provocó dilaciones indebidas y casi infinitas. Se eliminaron de una tajada los 1.500 jueces sustitutos que estaban haciendo que los juicios se celebraran en un tiempo prudencial y que la cañería de la justicia no tuviera tantos atascos.

Pero con la escusa de la crisis llegó Mariano “manostijeras” y empezó a recortar en todos los ámbitos posibles. Claro en reducir políticos y Diputaciones no, ahí no recorta que hay compañeros.


Pues eso, si con los recortes hacemos que una persona (con pocas posibilidades de reentrar en el mercado laboral, tal y como está el tema) que depende de una indemnización para sobrevivir tenga que esperar cuatro años para que se decida si puede cobrar o no, al final por mucho que le den la razón no existe justicia. Es un mal parche.





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