lunes, 15 de julio de 2013

El coeficiente de Gini y los Reyes del Mambo. (y I)





El coeficiente Gini[1] es una medida que demuestra la desigualdad que existe en un país, entre los que más tienen y los que no tienen nada. Así, en un extremo encontramos el 0 que quiere decir que no existe desigualdad. Toda la riqueza del país se reparte equitativamente y todos tendrían proporcionados y equivalentes ingresos. En el otro extremo hallamos el 1 que es la desigualdad absoluta. Todo ingreso para uno o unos pocos y nada para el resto. También lo suelen expresar en porcentajes, multiplicado por cien.

El coeficiente de Gini, a su vez, mantiene una correlación negativa con el PIB per cápita de cualquier país analizado. Así, en los 170 países analizados en el Informe de Desarrollo Humano de 2010, se comprueba que la pobreza de un país va ligada, indefectiblemente, a su coeficiente  Gini. Cuanto más alto de uno, también del otro. Cuanto más altos los dos, más pobres casi todos.

Con el coeficiente Gini hacemos una clara lectura de lo que está sucediendo en todos los países como consecuencia de la actual crisis. Salvo en los países nórdicos que más o menos se mantienen en su media, como veremos más adelante.

Según Eurostat en el año 2004 el coeficiente Gini para nuestro país era de 30,7 y en 2011 subió a 34%. Es decir, en siete años la desigualdad ha crecido en España un 3,3 por ciento. Cuando se hace la equivalencia en millones de euros, renta per cápita y en número de desempleados esta cifra significa mucha distancia. Es un descenso brutal. Todo ello significa que desde el 2004 hasta ahora (desconocemos los datos de 2012 y 2013) los ricos en nuestro país son más poderosos en un 3,3 por ciento que antes y los pobres tienen el mismo porcentaje de menos riquezas. Por tanto nuestra renta per cápita ha disminuido y dado que pobreza y desigualdad van unidas, somos mucho más pobres que hace unos años.

La diferencia entre unos (los ricos) y otros (los pobres) se va disparando entre ellos. Cada vez son más millonarios lo ricos.  Al mismo tiempo, los pobres tienen menos opciones de subir en la escala social. Al ser la diferencia entre ellos mayor, los que están en la mitad, la clase media, no se estiran como se podría llegar a pensar, como si fuera una goma elástica, sino que van desapareciendo. La gran mayoría de esta clase media cada año va incorporándose a la estadística de las clases con menos recursos. Ya no existe el mito de progresar y escalar posiciones. Cada vez somos más pobres la gran mayoría. Solo una excepción se enriquece, (pero a costa de los de las clases más deprimidas), los poderosos.

Y ¿qué interés puede tener para los ricos quitarle a los que tienen tan poco? Pues aunque a los de las clases bajas tengan poco que quitarles porque cada año tienen menos, no menospreciemos, desde el punto de vista de los potentados que sustraerle un poco a cada uno de esos pobres, que cada vez son más millones, se convierte en mucho para uno de los de arriba.

En EEUU está ocurriendo lo mismo, aunque más exageradamente. Allí, según las encuestas, se ha comprobado que el 1% de la población tiene las riquezas del resto. Esto quiere decir que hay un 99% de personas que no acceden a las riquezas que ayudan a generar con sus esfuerzos. Como dice Joseph E. Stiglitz en su libro el Precio de la Desigualdad (Editorial Taurus) el 1% de Estados Unidos tiene lo que el 99% necesita.

El cuento del sueño americano, ese que nos meten en vena en las películas de Hollywood y que la clase baja de allí quiere seguir creyendo, no existe. Ese mito  que cree que si te esfuerzas puedes llegar muy alto, ya no funciona. Se ha comprobado que niños, llamémosles pobres para abreviar, con excelentes calificaciones en la Universidad, esforzándose al límite de sus capacidades y con magníficas becas, no llegan tan alto en las empresas y en status social como niños ricos o hijos de poderosos con peores expedientes académicos y que se han pasado su adolescencia de fiesta en fiesta. Los reyes del Mambo siguen siendo los mismos. La tierra de las oportunidades que alguna vez fueron los Estados Unidos poco a poco se va marchitando como una flor cortada.




(Continúa)


















[1] El coeficiente Gini es una medida de la desigualdad ideada en 1912 por el ideólogo y  estadístico italiano Corrado Gini (1884-1965) en su obra “Variabilitá e Mutabilitá”. Normalmente se utiliza para medir la desigualdad de ingresos, dentro de un país, pero puede utilizarse para medir cualquier forma de distribución singular. El coeficiente Gini se basa en la curva de Lorenz que es una representación gráfica de una función de distribución acumulada.












Copyright de la fotografía http://www.enciclopediafinanciera.com/definicion-coeficiente-de-gini.html

2 comentarios:

  1. Mi posición personal acerca de este tema es muy particular. Pienso que mientras el capitalismo ha estado fundamentado en el consumismo de las sociedades ha habido un interés explícito por mantener una clase media solvente. Actualmente los que nos gobiernan realmente (ese porcentaje ínfimo de personas que acumulan riquezas) centran su enriquecimiento en la especulación, viéndonos al resto de la humanidad como un producto. Si ahora toca explotar el consumo de China, perfecto, y cuando no interese ya se xplotarán nuevos nichos de mercado. Si la situación se analiza bien vivimos en una sociedad encarnizada, no mucho peor que el orden establecido en la edad media. Los derechos sociales se reducen estrepitosamente, la rentabilidad está por encima de cualquier criterio ético y creamos una nueva religión que domina el mundo... el dios dinero.

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  2. Ahora estamos los de abajo contra los de arriba, ya no existen izquierdas ni derechas, todos estamos en el mismo paquete. El capitalismo ahora no tiene contrapeso y está libérrimo. Ahora ya no somos personas, somos partes de eso que llaman marca España. Somos productos a los que sacarles dinero.

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