Casi todo lo que sucede en EEUU, en España y en el resto
de los países tiene que ver con la crisis financiera. Esa crisis que,
extrañamente, hace que los que la han provocado sigan consiguiendo sus magníficos
bonus o emolumentos fuera del alcance del resto. Esos que no han tenido
consecuencias legales por sus fechorías. Pero no solo la crisis financiera ha
tenido la culpa de lo que nos sucede. Incluso diría que ha sido la que menos
culpa ha tenido de todo. Los verdaderos culpables de la situación han sido los
políticos y sus actuaciones que han provocado que esos banqueros ambiciosos no
tengan consecuencias penales, que no se distribuya la riqueza equitativamente
con buenas becas, son los que recortan la sanidad antes universal, son los que
acaban con la independencia judicial que los intentaba controlar y son los que
acometen otras medidas correctoras que aunque la pifien no tienen consecuencia.
Esos políticos con sus decisiones son los que
hacen que las distancias entre ricos y pobres cada vez sean más grandes y cada
vez nos conformemos con menos sueldo y menos derechos sociales. Ahora me viene
a la cabeza el comisario Almunia. Este “socialista español” ha instado a los pocos
astilleros privados que quedan en nuestro país a que le devuelvan tres mil
millones de euros que les concedieron en su día de ayudas. Eso sería una
catástrofe para el sector y conllevaría que casi sesenta mil familias vieran
peligrar sus economías. ¿Y eso le importa al que ha tomado la medida que cobra
22.000 euros al mes? Sinceramente, no lo creo.
Los políticos de los países nórdicos no sé si por
educación, cultura, ética o sentido de estado, no han actuado de esa forma.
Allí todavía existe una gran clase media con acceso a beneficios sociales que
aquí solo podemos soñar. De hecho en Noruega el coeficiente Gini en el año 2003
era 26,6%, que es lo que llaman una distribución de riquezas aceptable o
adecuada. Un universo de distancia de la nuestra. Pero es que en el año 2011,
tras los años de la crisis en los que todos hemos empeorado ellos han bajado al
22,9%. Es decir, ahora son más igualitarios en la redistribución de la riqueza
que lo que lo eran antes de la crisis financiera. Los otros países nórdicos
están en torno a los 23 ó 24 puntos.
A ellos los años de la crisis les han servido para
aprender que un estado necesita, si quiere sobrevivir como sociedad,
redistribuir su riqueza entre todos los miembros y no solo entre los más ricos.
La única forma de sortear la crisis es tirando todos juntos del mismo
carro.
En EEUU, en España y en casi todos los países de
nuestro entorno, salvo las excepciones vistas, existe la certeza para los
ciudadanos de considerar que los sistemas económico y político se han hundido porque
son injustos con sus ciudadanos. Los mercados han abusado de su fortaleza y los
gobiernos y las instituciones nada han hecho para ponerle límites. El rol de
las Administraciones (y de los políticos que las dirigen) cada vez es más difuso
a la hora de tomar medidas correctoras. Las agrupaciones banqueras (y también
las energéticas) han contribuido, mediante lobbies o contratando directamente a
políticos en sus juntas o como asesores, a redactar las normativas que regulan
sus actividades haciendo que cada vez sean más ricos. Todo ello hace que existan
más desigualdades, más personas en búsqueda de empleo, más falta de ética en
los negocios hasta el punto de que cualquier cosa es válida para conseguir
dinero y nadie es responsable de nada (póngase aquí de ejemplo a cualquier
político). Y eso es insostenible a largo plazo.
Los políticos y los banqueros siguen siendo los reyes
del Mambo mientras no se les ponga freno. Y eso, exclusivamente, está en
nuestras manos.
Fuente de la gráfica: Eurostat
Pero falta toma de conciencia ciudadana... mientras tanto seguiremos informando, criticando y buscando alternativas a este orden tan injusto. Como ejemplo de ello, en los últimos años la esperanza de vida en España ha bajado como consecuencias de los recortes "justificados" por la crisis económica. Esta situación está costando vidas, mientas tanto los reyes del Mambo se regocijan entre sus ganancias y se reconfortan pensando en Matusalén.
ResponderEliminarEse es el problema que no tienen consecuencias sus acciones.
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