A juicio de quien esto escribe la Unión
Europea para España ha significado, globalmente, más pérdidas que ganancias. Me
explico. Es cierto que con los Fondos de Cohesión se han invertido en muchas
infraestructuras que hacían falta y han cambiado la fisionomía del país.
También es cierto que han provocado que España se tuviera que adaptar a un
mercado más competitivo. Pero como todo en esta vida, que nada hay blanco o
negro, la UE también tiene una cara B. Un precio que hubo pagar para formar
parte de los países de primera. Países a los que nunca se alcanzó.
Para ello hubo que afrontar varias
reconversiones industriales, el sector pesquero, el ganadero y lácteo y el
agrícola tuvieron que disminuir sus producciones con las consecuentes subidas
de los índices de desempleo y las convulsiones sociales. Todo ello ha
contribuido a que la cuarta parte de los ingresos de los agricultores españoles
provengan de ayudas de la UE por lo que a su vez se han vuelto menos
competitivos al depender de esos subsidios europeos. Y no he hablado del sector
del comercio y el del transporte aéreo.
Tampoco de la unión monetaria y la subida de los precios.
Es decir, no todo ha sido bueno. Es más,
cómo decía al principio mi balance es negativo. Y más cuando para corregirlo al
Gobierno de Rajoy no se lo ocurre otra cosa que considerar que hay que subir
impuestos como el IVA, que claramente afecta más a las clases humildes y fomentar la marca España. No sabía que
estuviéramos en venta.
Ya no existen personas, ciudadanos,
españoles, con sus capacidades infinitas, sus problemas por resolver, sus
necesidades que saciar y sus potenciales negocios producto de sus inquietudes,
ya solo existe la marca España, ya todos somos un producto en venta, una parte
de ese gran código de barras y tenemos que ponernos en la estantería de ese
supermercado global que es Europa. Cualquier cosa para que nos compren. Ahora
no existe el individualismo que fomente el empleo con ideas revolucionarias, ya
todo va en función de la marca España, y los españoles somos más que una marca.
Pues bien, a pesar de todo esto, hoy he
leído en la prensa que Japón y la Unión
Europea comenzarán en abril los encuentros para negociar para la firma de un
tratado de libre comercio (TLC) bilateral, que se espera impulse las exportaciones
europeas al país asiático.
Y yo me pregunto ¿cómo se dice en
japonés que Dios nos coja confesados?
Parece ser que es así: 神を取ることを告白しました。
Cualquiera sabe lo qué puede pasar
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