Sin hacer demagogia ni pretenderlo. Nos ponemos en
situación explicando unos antecedentes. Zapatero nos lleva a una crisis
galopante que nos puede hundir para siempre. Rajoy dice que no puede hacer nada
más por la herencia recibida. Zapatero alegó en su momento que todo viene del
boom provocado por el gobierno Aznar. Y si nos ponemos a escarbar, éste también
estuvo condicionado por los gobiernos de Felipe González y su vice Alfonso
Guerra. De esos polvos vienen estos lodos.
Todos son culpables y si me apuran con agravantes.
Los unos y los otros. Desde aquella expresión de Alfonso Guerra comunicando a
todos los españolitos que a “España no la va a conocer ni la madre que la
parió” estamos como estamos. Una cosa no se le puede negar a Guerra, fue un magnífico
vidente. Desde que aquel gobierno arrinconó la independencia judicial en un
baúl olvidado de una bodeguita en Doñana, haciendo que ciertos jueces (los
miembros del Consejo General del Poder Judicial, del Tribunal Supremo y del
Constitucional) ya no fueran elegidos por cooptación (elegidos entre ellos y
por ellos mismos sin intervención exterior), sino que por los políticos, como
digo, a partir de ese punto, los jueces ya les debían el cargo y la duplicación
de su sueldo a los políticos.
Y todos sabemos que no se debe morder la mano que
te da de comer. Ejemplo claro de esto. Cuando a Felipe González se le señala
por el ex juez Baltasar Garzón con la X en el tema de los GAL y se le requiere
para que comparezca en el Tribunal Supremo, el presidente de ese Tribunal, un
tal Bacigalupo, rompe el empate de los votos de los jueces alegando que al
Presidente no se le puede estigmatizar. ¿Estigmatizar por declarar?
Con el siguiente presidente, más de lo mismo. Al
principio al no tener mayoría absoluta Aznar pacta con los nacionalistas
otorgándole todo lo que quisieron. Una moneda de cambio en aquella época fue la
“petición” que le hizo Jordi Pujol a Aznar. Debía de cargarse al miembro del
Partido Popular que más votos ha sacado nunca en Cataluña y que le estaba
haciendo pupa electoral a CIU. Aznar, oliendo de cerca el poder y babeando cual
sabueso la Moncloa, accede y se carga al
brazo fuerte de su partido en esa comunidad. Alejo Vidal-Quadras es
enviado al ostracismo europeo.
Ya con la mayoría absoluta en su segunda
legislatura, Aznar dejó el tema de los jueces igual, perdió influencia en
Cataluña y con la ley del suelo, liberó todo el existente, salvo el que
expresamente estuviera protegido. Así comenzó el tan devastador boom inmobiliario.
Aznar se jactaba de construir más casas en nuestro suelo que en casi media
Europa. Ya luego la codicia de banqueros, políticos, registradores, notarios,
constructores, tasadores y muchos ciudadanos hizo el resto.
Zapatero se creyó que tenía ‘baraka’. Ganó las
primarias de su partido sin que nadie apostara ni un duro por él. Casi por
descarte. Tras el atentado de Madrid,
venció contra todo pronóstico a un Rajoy al que daban todas las encuestas como
ganador. Todo le salía bien a ZP porque él era él. Tenía la suerte divina. Vio
que la economía surfeaba en la cresta de la ola y siguió remando sin mirar a
los lados. Y para qué cambiar, esto era Jauja. Era, como luego dijo el
exministro Miguel Sebastián (que vaticinó la burbuja muchos meses antes), como
ir a una fiesta llena de gente y ser tú el que apagara la música. Los
inspectores de Hacienda pidiendo a gritos que les dejaran actuar y el
presidente del Banco de España mirando por la ventana con la baba caída ¿Dónde
estaba el sentido de la responsabilidad de tantos?
Luego la burbuja explotó. El gasto de las
distintas administraciones era descomunal. Sueldos por las nubes, empresas
públicas multiplicándose como hongos, mariscadas con “dinero de nadie”, asesores
hasta para afeitarse, el paro subiendo los escalones de dos en dos y el famoso y
ruinoso Plan E. Alguien tiró de la cadena y todo se fue al garete. Nos quitamos
la máscara de ser la economía más solvente de Europa. Si hubiera tenido
vergüenza ZP se le hubiera caído la cara cuando chuleó por tener mejor economía
que Francia e Italia. Él ya contaba con datos contrarios. Al final cuando el
paro se disparó y le amenazaron desde Bruselas con ser intervenidos se puso
serio. Mandó al carajo la ley de paridad en su gobierno. Puso a los ministros
que creyó que lo ayudarían, (entre ellos un jovencito, nueva promesa del
socialismo, Rubalcaba), compareció en el Congreso, tomó medidas muy drásticas y
no pasó nada. Al menos, nada bueno. Todo fue a peor. Tanto que ganó el gris
Rajoy que parecía lo menos malo.
Llegó Rajoy, el que prefiere leer el Marca. Prometió
que no subiría los impuestos, prometió que haría bajar el paro, que no habría
corrupción y que con su grupo todo iba a ir a mejor. No parecía difícil cuando
todo estaba por los suelos. Pero no. Todo fue a peor. Eso sí han trabajado tela
redactando decretos por doquier.
La Reforma Laboral con la que iban a dinamizar el
mercado laboral, como si esto fuera EE.UU., ha tenido como consecuencia
inmediata que las empresas han adelgazados sus plantillas. La ministra de Empleo
(ya no es ni siquiera de Trabajo) para reducir el paro se encomienda a la
Virgen de Rocío. El éxito de la reforma laboral se concreta en más de un millón
de parados nuevos y es récord de todos los tiempos en número total de
desempleados. Casi dos millones de hogares con todos los miembros en la lista
del paro. El paro juvenil en más del 50% y todos aguantando por los abuelitos.
Recortes a troche y moche. Todo lo importante es cercenado.
Educación, sanidad, medidas sociales, todo. De las empresas públicas que decían
que iban a eliminar (se supone - porque no se sabe con exactitud cuántas hay - que
existen más de mil quinientas en toda España) solo se ha eliminado una. El IVA y
el IRPF subiendo en contra de lo prometido y una amnistía fiscal más que cuestionable.
El ministro Montoro cada vez con actitudes más chulescas ante los políticos
adversarios y aparecen los papeles de Bárcenas. ¿Financiación ilegal? Quién
sabe, es pronto para saberlo, pero la primera víctima ha sido Cospedal. Hundida y escondida tras el
patinazo de la explicación de chirigota sobre el finiquito de Bárcenas.
Y por último, estos lodos. Viernes 26 de abril,
comparecencia de prensa tras Consejo de Ministros. La vicepresidenta, con De
Guindos y Montoro diciendo tan
tranquilos que el gobierno no sabe qué hacer para bajar el paro, pero que
tengamos paciencia. Que al menos en esta legislatura no se bajarán los índices
significativamente. Que las medidas son a largo plazo.
Pero los parados comen todos los días. ¿Qué
hacemos con ellos hasta que se hagan efectivas esas medidas en sus economías?
La obligación de un gobierno es asegurar el futuro y mejorarlo, y veo bien que
lo hagan, pero no se pueden olvidar en su grandilocuente acción, del presente.
Los hombres viven día a día, y tienen la fea costumbre de comer tres veces en una
misma jornada, y los niños hasta meriendan.
Pienso que si un gobierno no sabe qué hacer
debería dar un paso al lado y dejar que otro, con más ganas, motivación e ideas
nuevas, ocupe su lugar. Si ha sido tan sincero para reconocer que no puede, le
pido que sea franco para entender que su reloj de los logros no va al ritmo del
de la paciencia de los españoles.
Plas, Plas, Plas,... no mucho más que decir. Tan sólo que pones palabras al sentir razonado de gran parte de la población española. No sentimos apisonados por una clase política muy mediocre que juega a vendernos un futuro mejor... como el paraiso para los religiosos. Va a ser que para ser felices en este sistema que se han montado vamos a necesitar aceptar dogmas de fe. Enhorabuena por la entrada.
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