Hoy quiero valorar las actuaciones del gobierno de
Rajoy. En puridad, para ser ecuánimes y objetivos deberíamos hacerlo cuando
terminara su mandato. Sería lo más justo, una vez acabada la legislatura, pues
todo, a partir del momento en que redacto esta entrada, puede cambiar.
Sin embargo, esto no impide que podamos valorar lo que haya
hecho hasta ahora.
Si tenemos en cuenta valores cuantitativos para
hacer esa apreciación, el resultado sería altamente insatisfactorio. Vamos,
mejor que no se hubiera presentado al examen. Se presentó, eso sí, a las elecciones, y para ello se retrató en
algún periódico que no recuerdo, en la cola del paro. Prometía, con los parados
formando cola al fondo, que ellos (no sé si se refería al PP o al plural
mayestático) bajarían sí o sí el número de desempleados. Pues pinchó en hueso. Pasado más de un año y pico de su
proclamación como presidente del gobierno, el paro no ha bajado, sino que ha
aumentado en un millón de personas, aproximadamente. Como digo, suspenso en
este aspecto.
Si continuamos valorando las promesas electorales
realizadas y no cumplidas, también, bajo mi personal criterio, suspende con un
cero zapatero. Una de las promesas que más daño ha hecho a la sociedad, en
general, y a la economía, en particular, ha sido la subida de impuestos como el
IRPF, y concretamente el IVA. Nos ha
colocado en el número uno europeo en la represión fiscal.
El señor Rajoy dijo que iba a bajar los impuestos.
Incluso miembros de su partido firmaron en una petición ciudadana para obligar
al entonces presidente del gobierno, Zp, a bajar el IVA. Pues, otra vez,
incumpliéndose a sí mismo, los subió situándolos en lo más alto de la historia,
al 21 por ciento, desincentivando a los
trabajadores más competitivos y asfixiando a los que todavía podían producir
algún valor. Ante lo clamoroso de su contradicción, se justificó aludiendo a que como buen dirigente, no hacía lo que
quería hacer, sino lo que tenía que hacer.
Los ciudadanos lo eligieron para que hiciera lo
que prometió. (Esto es también relativo, porque muchos lo votaron simplemente para
echar al sibilino Zp). Los electores al votarlo querían que se tomaran unas
medidas basadas en que la economía mejorara y que todos pudiésemos afrontar el
futuro con un poco más de seguridad y, a ser posible, más dinero en el
bolsillo.
Ante tal subida de impuestos haciendo que esta
sociedad basada en el consumo se colapsara, ante la bajada de sueldo a los
funcionarios, la no eliminación de las empresas públicas, coches oficiales y
administraciones paralelas, el incremento de los asesores políticos, ante la
ley de tasas judiciales, los recortes en Sanidad y Educación, la amnistía fiscal beneficiando a los que
incumplen, y la reforma laboral que en principio no ha servido sino para
aumentar los desempleados, no puedo más que volverlo a suspender. Lo siento,
qué más quisiera yo aprobarlo, señal que todo iba bien.
Tampoco entiendo como intentó solucionar el
problema del endeudamiento masivo del sector financiero, pidiendo más dinero
para arreglar la banca. Solución de la deuda con más deudas. Eso es de mal
pagador. Ganando tiempo a ver qué pasa ¿Cómo se va a pagar esa deuda y la
anterior? En vez de hacer que nos arreglaran ese problema desde fuera con el
coste que conlleva, deberíamos haber sido capaces de hacerlo nosotros mismos
para no incrementar el montante de la deuda. Hay muchos economistas que afirman
que eso se hubiera podido hacer.
Como decía al principio, puede que estás medidas
que son muy dolorosas para todos, tengan su efecto a largo plazo y esto empiece
a darse la vuelta. Ojalá todo cambie para mejor y cuanto antes. Me encantaría
que cuando se cumpliera su mandato pudiera hacer otra entrada valorándole como
el presidente que le dio la vuelta a la tortilla y que tras una crisis
monumental, supo detener la inercia del buque y virarlo a sotavento. No sería
yo quien se negara a reconocerlo. Aunque cada vez le queda menos tiempo y no se
ven indicios de que sea factible.
Pero en lo que suspende el señor Rajoy de forma
más estrepitosa y absoluta es en la comunicación. Su gobierno adolece de saber
transmitir a la ciudadanía el mensaje de sus intenciones por buenas que sean.
Bien por negligencia suya o acierto de la oposición, el mensaje no cala. Los
ciudadanos, siguiendo con la metáfora,
no se enteran cuál es el puerto donde quiere arribar la nave y eso crea
un progresivo malestar y cabreo. No
existe nada más cansino y frustrante que no saber cuál es tu destino.
Cada vez se impacientan más los que piensan que van a la deriva.
Un humilde consejo. Debería salir más en
televisión, comunicando, sin papeles, hablando cara a cara, lo más normal
posible y sin respuestas aprendidas. Quizás debería mirarse en el espejo de
EE.UU. y ver cómo lo hacen allí. En ese país cada vez que el presidente tiene
que hacer algo que consideran de cierta importancia sale en ‘prime time’ en
todas las cadenas nacionales a explicarlo. Puede que no salga todas las
semanas, pero sí bastantes veces. Sin intermediarios. Los norteamericanos saben
hacia donde van. Nosotros no estamos seguros.
Y el hecho de que las ruedas de prensa las dé sin
su presencia física, a través de una televisión de plasma, no le ayuda a
mejorar su imagen.
Copyright de la fotografía: http://luis-viadel.blogspot.com.es/2011/12/los-sueldos-de-mariano-rajoy.html
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