martes, 21 de mayo de 2013

Ojalá apruebe usted en la reválida.




Hoy quiero valorar las actuaciones del gobierno de Rajoy. En puridad, para ser ecuánimes y objetivos deberíamos hacerlo cuando terminara su mandato. Sería lo más justo, una vez acabada la legislatura, pues todo, a partir del momento en que redacto esta entrada, puede cambiar.

Sin embargo,  esto no impide que podamos valorar lo que haya hecho hasta ahora.

Si tenemos en cuenta valores cuantitativos para hacer esa apreciación, el resultado sería altamente insatisfactorio. Vamos, mejor que no se hubiera presentado al examen. Se presentó, eso sí,  a las elecciones, y para ello se retrató en algún periódico que no recuerdo, en la cola del paro. Prometía, con los parados formando cola al fondo, que ellos (no sé si se refería al PP o al plural mayestático) bajarían sí o sí el número de desempleados. Pues pinchó en  hueso. Pasado más de un año y pico de su proclamación como presidente del gobierno, el paro no ha bajado, sino que ha aumentado en un millón de personas, aproximadamente. Como digo, suspenso en este aspecto.

Si continuamos valorando las promesas electorales realizadas y no cumplidas, también, bajo mi personal criterio, suspende con un cero zapatero. Una de las promesas que más daño ha hecho a la sociedad, en general, y a la economía, en particular, ha sido la subida de impuestos como el IRPF, y concretamente el  IVA. Nos ha colocado en el número uno europeo en la represión fiscal.

El señor Rajoy dijo que iba a bajar los impuestos. Incluso miembros de su partido firmaron en una petición ciudadana para obligar al entonces presidente del gobierno, Zp, a bajar el IVA. Pues, otra vez, incumpliéndose a sí mismo, los subió situándolos en lo más alto de la historia, al 21 por ciento,  desincentivando a los trabajadores más competitivos y asfixiando a los que todavía podían producir algún valor. Ante lo clamoroso de su contradicción, se justificó aludiendo  a que como buen dirigente, no hacía lo que quería hacer, sino lo que tenía que hacer.

Los ciudadanos lo eligieron para que hiciera lo que prometió. (Esto es también relativo, porque muchos lo votaron simplemente para echar al sibilino Zp). Los electores al votarlo querían que se tomaran unas medidas basadas en que la economía mejorara y que todos pudiésemos afrontar el futuro con un poco más de seguridad y, a ser posible, más dinero en el bolsillo.

Ante tal subida de impuestos haciendo que esta sociedad basada en el consumo se colapsara, ante la bajada de sueldo a los funcionarios, la no eliminación de las empresas públicas, coches oficiales y administraciones paralelas, el incremento de los asesores políticos, ante la ley de tasas judiciales, los recortes en Sanidad y Educación,  la amnistía fiscal beneficiando a los que incumplen, y la reforma laboral que en principio no ha servido sino para aumentar los desempleados, no puedo más que volverlo a suspender. Lo siento, qué más quisiera yo aprobarlo, señal que todo iba bien.

Tampoco entiendo como intentó solucionar el problema del endeudamiento masivo del sector financiero, pidiendo más dinero para arreglar la banca. Solución de la deuda con más deudas. Eso es de mal pagador. Ganando tiempo a ver qué pasa ¿Cómo se va a pagar esa deuda y la anterior? En vez de hacer que nos arreglaran ese problema desde fuera con el coste que conlleva, deberíamos haber sido capaces de hacerlo nosotros mismos para no incrementar el montante de la deuda. Hay muchos economistas que afirman que eso se hubiera podido hacer.

Como decía al principio, puede que estás medidas que son muy dolorosas para todos, tengan su efecto a largo plazo y esto empiece a darse la vuelta. Ojalá todo cambie para mejor y cuanto antes. Me encantaría que cuando se cumpliera su mandato pudiera hacer otra entrada valorándole como el presidente que le dio la vuelta a la tortilla y que tras una crisis monumental, supo detener la inercia del buque y virarlo a sotavento. No sería yo quien se negara a reconocerlo. Aunque cada vez le queda menos tiempo y no se ven indicios de que sea factible.

Pero en lo que suspende el señor Rajoy de forma más estrepitosa y absoluta es en la comunicación. Su gobierno adolece de saber transmitir a la ciudadanía el mensaje de sus intenciones por buenas que sean. Bien por negligencia suya o acierto de la oposición, el mensaje no cala. Los ciudadanos, siguiendo con la metáfora,  no se enteran cuál es el puerto donde quiere arribar la nave y eso crea un progresivo malestar y cabreo. No  existe nada más cansino y frustrante que no saber cuál es tu destino. Cada vez se impacientan más los que piensan que van a la deriva.

Un humilde consejo. Debería salir más en televisión, comunicando, sin papeles, hablando cara a cara, lo más normal posible y sin respuestas aprendidas. Quizás debería mirarse en el espejo de EE.UU. y ver cómo lo hacen allí. En ese país cada vez que el presidente tiene que hacer algo que consideran de cierta importancia sale en ‘prime time’ en todas las cadenas nacionales a explicarlo. Puede que no salga todas las semanas, pero sí bastantes veces. Sin intermediarios. Los norteamericanos saben hacia donde van. Nosotros no estamos seguros.

Y el hecho de que las ruedas de prensa las dé sin su presencia física, a través de una televisión de plasma, no le ayuda a mejorar su imagen.


No hay comentarios:

Publicar un comentario