Ha salido una noticia en el telediario en
la que se informaba que según un estudio, no recuerdo de dónde, los guapos
ganan un diez por ciento más aproximadamente que el resto de mortales.
Igualmente, se recogía que las rubias ganan el siete por ciento más que las
mujeres con el pelo de otro color. También decían algo de los calvos, pero no
pude seguir prestando atención porque mi madre me comentó algo y era, no
recuerdo qué, seguramente más importante.
No me desvío del tema de los guapos. Para
todos es conocido que lo atractivo gusta más y que cualquier cliente se siente
más atraído por alguien que le gusta. Solo hay que mirar los telediarios en los
que en vez de entrevistas de trabajo hacen castings. Incluso los todopoderosos
caza talentos o miembros del los departamentos de Recursos Humanos de las
distintas empresas tienden a contratar más fácilmente a una persona por la que se sientan,
inconscientemente o no, atraídos.
Lo han llamado marketing biológico. Qué
bonito.
Al mismo tiempo sabemos que la distinción
entre unos y otros por la belleza surgió en cuanto que teníamos que “luchar”
por reproducirnos y ser los que suministraran nuestros genes a cuantos más
mejor. Era la selección natural. Y es lógico que exista como especie.
Pero llevando esa selección al mundo
empresarial, me pregunto ¿cuántos “guapos” existen en el mundo en la
actualidad? ¿Todas las empresas tienen que estar compuestas por guapos? Para la
primera pregunta la respuesta es obvia, por estadística, existen más “no guapos”
que guapos. Y para la segunda cuestión, pienso que no todas las empresas tienen
que tener sus plantillas repletas de bellezones.
Otra premisa que seguro revolucionará el
mundo empresarial y que debo incluir en el libro que algún día escribiré sobre
el éxito en las empresas. Idea nº 51: Muchas compañías atestadas de gente “no guapa” funcionan
divinamente.
Pues señores de Recursos Humanos y
Jefecillos de poca monta, no sean tan obtusos y no se dejen llevar por las
modas o por las curvas y sepan encontrar el valor de las personas que se
entrevistan con ustedes, más allá de la cubierta epitelial y su armónica
estructura. Que no todo es sonrisa
profindén, tintes rubios, pectorales de granito, siliconas Pirelli y gominas
mantecosas. Todo eso resulta artificial. El mundo real es otro.
Dentro de todos existe algo llamado
cerebro (si no se lo creen abran el cráneo al que tengan al lado) que es muy
feo y rugoso, que curiosamente, es similar, morfológicamente hablando, para
todos, pero que, a su vez, es maravilloso por las infinitas posibilidades que
posee.
¡Señores encargados de reclutamiento y
selección de personal, descubran que tienen los feos por dentro, atrévanse! Den
un pasito fuera de sus seguras burbujitas y dejen de babear por el escote que
acaba de salir de la entrevista. Hay un mundo por descubrir. Sean valientes, no
es tan difícil. Si lo hacen quizás se sorprendan de las múltiples posibilidades
que tiene aquel tipo que rebosa de granos, vestido con una corbata con unos
tonos más chillones que el propio Big Bang justo en el instante de la
explosión.
Posiblemente, ese que acude a la
entrevista de trabajo vestido de tal
manera que avergonzaría a un rapero en
pleno Bronx de los años ochenta, sea el próximo Bill Gates o Steve Jobs, o
simplemente, les aumente las ventas un 1%, un 10% o un 50% a su empresa.
No sean tan cortos de miras, que está bien
contratar gente guapa y no tengo nada en contra de ellos, pero somos más los “normales”
que tenemos mucho que aportar porque no estuvimos perdiendo tanto tiempo
mirándonos en el espejo.
Por favor, revisen la película de la Bella
y la Bestia. Aunque les sea difícil investiguen cuál era el leit
motiv del largometraje. Y si no están muy cansados de descubrir el motivo
del film, al mismo tiempo, si pueden claro, y si no luego, pregúntense: ¿Walt
Disney era feo?
Copyright fotografía http://www.seattlegayscene.com/2011/09/walt-disney-salad-tosser.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario