Los catalanes no se cansan de decir a todos los
que les quieran escuchar que ellos tienen derecho a decidir sobre su futuro.
Que sería muy democrático, para todos, que ellos se pudieran expresar en el
pretendido referéndum. No hay nada más legal, argumentan, que dejar que una
población diga por medio de las urnas qué es lo que quiere para su futuro.
A esta afirmación se apuntan todos los
separatistas, políticos y personajes mediáticos de toda índole y algunos miembros
del PSOE e IU. Pero yerran todos por una cuestión muy simple. Veamos.
Imaginaos que vivimos todos en un bloque de
vecinos y tenemos formada una comunidad con sus leyes, sus procedimientos de
actuación y de aprobación de consensos entre todos los que tienen una vivienda. Y, un buen día, sin haberse celebrado la correspondiente junta ordinaria o
extraordinaria de vecinos, el del 3º A, ese que siempre protesta en cada
reunión, decide que él solo deja de pertenecer a la comunidad y que, además, a
partir de mañana la fachada del edificio de esa comunidad, a la que él quiere
dejar de pertenecer, será pintada de verde pistacho. Esto es una soberana
estupidez que se cae por su propio peso, ¿verdad?
Pues es lo mismo en el caso catalán. La misma estupidez. España es un
país que engloba a todos los territorios hasta ahora sabidos. Incluye, por
supuesto, a Cataluña y País Vasco (las enumero por si alguno se despista). Y es a todos los vecinos de esta gran comunidad a los que les compete
decidir sobre el futuro de su país. Como bien dijo el otro día Rajoy (primera
vez que estoy de acuerdo con él en muchos años) la soberanía corresponde a
todos los españoles. Todos. Y no a una región y tampoco a un parlamento
concreto. Ni regional, ni nacional.
Pero, como seguro que con este simple argumento no
se quedan satisfechos los separatistas. Lo intentaré de otra forma.
Partimos que los catalanes quieren decidir ellos
solos sobre el futuro de España. Es decir, ellos quieren decidir sobre el resto
de españoles sin que estos se pronuncien. Y esto es porque como sabemos hasta
ahora Cataluña es España. Pero por esta regla de tres y a sensu contrario, los
españoles podríamos decidir sobre el futuro de Cataluña sin que ellos tuvieran
oportunidad de decir ni quejarse. Podríamos decidir cualquier cosa aunque les
fastidiara. Es el mismo razonamiento. Igual de absurdo.
Ahora
Arturo Mas dice que no le importa ir a prisión por la decisión de convocar un
referéndum ilegal. Como siempre los independentistas se disfrazan de víctimas
para difundir la imagen de oprimidos. Pero luego, extienden la mano para que
papá Estado les resuelva el tema de la quiebra financiera. El “mártir” Arturo
Mas que quiere pasar a la historia como sea y a costa de lo que sea. Dice que
se inspira en Gandhi, ¡ja!
Lo malo de los independentistas es que tienen su
público y muchos se los quieren creer. Da igual que lo razones con ellos o que
les pongas por delante sus propios argumentos. Esos razonamientos valen, exclusivamente, para
exponerlos ellos, no para que tú los utilices en su contra. Son impermeables a toda
lógica. Y también da igual que se los quiera sosegar con nuevas formas de
financiación y nuevas transferencias de competencias. Siempre querrán más y
nunca estarán satisfechos.
Y, pienso, que en realidad, todo responde a un
negocio. Todo lo que ellos quieren es seguir comiendo de la sopa boba y
teniendo el poder. Y eso justifica cualquier incongruencia o idiotez que les
pueda perjudicar…y, ¡coño! aún así siguen teniendo adeptos que los vota. No me lo explico.
Bueno, sí.
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