miércoles, 18 de diciembre de 2013

España. Nuestra comunidad de vecinos


Los catalanes no se cansan de decir a todos los que les quieran escuchar que ellos tienen derecho a decidir sobre su futuro. Que sería muy democrático, para todos, que ellos se pudieran expresar en el pretendido referéndum. No hay nada más legal, argumentan, que dejar que una población diga por medio de las urnas qué es lo que quiere para su futuro.

A esta afirmación se apuntan todos los separatistas, políticos y personajes mediáticos de toda índole y algunos miembros del PSOE e IU. Pero yerran todos por una cuestión muy simple. Veamos.

Imaginaos que vivimos todos en un bloque de vecinos y tenemos formada una comunidad con sus leyes, sus procedimientos de actuación y de aprobación de consensos entre todos los que tienen una vivienda.  Y, un buen día, sin haberse  celebrado la correspondiente junta ordinaria o extraordinaria de vecinos, el del 3º A, ese que siempre protesta en cada reunión, decide que él solo deja de pertenecer a la comunidad y que, además, a partir de mañana la fachada del edificio de esa comunidad, a la que él quiere dejar de pertenecer, será pintada de verde pistacho. Esto es una soberana estupidez que se cae por su propio peso, ¿verdad?

Pues es lo mismo en el caso catalán. La misma estupidez. España es un país que engloba a todos los territorios hasta ahora sabidos. Incluye, por supuesto, a Cataluña y País Vasco (las enumero por si alguno se despista). Y es a todos los vecinos de esta gran comunidad a los que les compete decidir sobre el futuro de su país. Como bien dijo el otro día Rajoy (primera vez que estoy de acuerdo con él en muchos años) la soberanía corresponde a todos los españoles. Todos. Y no a una región y tampoco a un parlamento concreto. Ni regional, ni nacional.

Pero, como seguro que con este simple argumento no se quedan satisfechos los separatistas. Lo intentaré de otra forma.

Partimos que los catalanes quieren decidir ellos solos sobre el futuro de España. Es decir, ellos quieren decidir sobre el resto de españoles sin que estos se pronuncien. Y esto es porque como sabemos hasta ahora Cataluña es España. Pero por esta regla de tres y a sensu contrario, los españoles podríamos decidir sobre el futuro de Cataluña sin que ellos tuvieran oportunidad de decir ni quejarse. Podríamos decidir cualquier cosa aunque les fastidiara. Es el mismo razonamiento. Igual de absurdo. 

 Ahora Arturo Mas dice que no le importa ir a prisión por la decisión de convocar un referéndum ilegal. Como siempre los independentistas se disfrazan de víctimas para difundir la imagen de oprimidos. Pero luego, extienden la mano para que papá Estado les resuelva el tema de la quiebra financiera. El “mártir” Arturo Mas que quiere pasar a la historia como sea y a costa de lo que sea. Dice que se inspira en Gandhi, ¡ja!

Lo malo de los independentistas es que tienen su público y muchos se los quieren creer. Da igual que lo razones con ellos o que les pongas por delante sus propios argumentos. Esos razonamientos valen, exclusivamente,  para exponerlos ellos, no para que tú los utilices en su contra. Son impermeables a toda lógica. Y también da igual que se los quiera sosegar con nuevas formas de financiación y nuevas transferencias de competencias. Siempre querrán más y nunca estarán satisfechos. 


Y, pienso, que en realidad, todo responde a un negocio. Todo lo que ellos quieren es seguir comiendo de la sopa boba y teniendo el poder. Y eso justifica cualquier incongruencia o idiotez que les pueda perjudicar…y, ¡coño! aún así siguen teniendo adeptos que los vota. No me lo explico. Bueno, sí.

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