viernes, 16 de mayo de 2014

Preferentes



Ayer estuve en el juzgado. Fui a asistir a la declaración de un imputado. Todo normal. Y tan normal que estábamos citados a las once y cuarto y eran las doce y media y todavía no había terminado la declaración que teníamos por delante en el orden.

Como podéis imaginar, nos  dio tiempo de todo. No conocía de nada al imputado. Estaba haciéndole un favor a un compañero que ayer me pidió que asistiera a este señor en su ausencia. También normal este tipo de favores.

Pues como decía, estuvimos hablando de muchas cosas en ese lapso de espera y este señor, ya jubilado, me comentaba cosas totalmente ajenas al asunto que nos llevaba al juzgado (de ahí que pueda contarlo). Me contó que con diecinueve años ya era director de una sucursal de banco. Y que con 24 era jefe de zona.  Tenía a su cargo veintitantas oficinas. Y que cuando tenía cerca cuarenta años lo dejó porque corría riesgo de que su corazón no soportara la presión de vender al ritmo que imponían sus jefes. Se salió y se lo montó por libre. Se dedicó a asesorar a los bancos y a los particulares sobre préstamos e hipotecas, pero en plan serio y honrado, aseguraba, no como esas franquicias que salieron como setas en la época del boom inmobiliario. Tenía casi un ochenta y siete por ciento de fidelidad. Y eso era mucho, se vanagloriaba, pues nunca se prestó a operaciones arriesgadas.

Así un tema derivó en otro y terminamos hablando de la situación actual de los bancos y de las cosas que había visto a lo largo de su vida profesional. Y me comentó, y es lo que os quiero transmitir, que nunca vendió una preferente aunque sus amigos de cajas de ahorro se lo pedían y le presionaban para que se lo ofertara a sus clientes. Eran preferentes, como las de ahora, pero que ya vendían estas cajas (porque me aseguró que solo eran las cajas) hace veinte años. Simplemente me dice que ahora ha saltado la liebre de la estafa organizada.

Me comentó, también, que siempre se negó y que vio en muchas ocasiones como a otros clientes que no eran suyos lo que hacían las cajas era darle una hipoteca por un importe y luego añadirles entre quince mil y veinte mil euros al préstamo para darle al cliente esa cantidad en preferentes. Luego les explicaban que era un producto excepcional que tenía alrededor del 7% de interés.

Me quedé con la boca abierta al escuchar como obligaban a los clientes a adquirir participaciones preferentes. Si es cierto aquello que me contó estamos ante un engaño de dimensiones bíblicas. Todo organizado para que las entidades tuvieran más solvencia, pero olvidándose por completo del fin social que las caracteriza.

En fin, sabemos que las preferentes han sido una estafa a muchas personas que no tenían ni idea de lo que estaban adquiriendo, con cláusulas leoninas, como aquellas que ponían el fin del plazo en el año 9.999, imposible de cumplir (o como las ha calificado algún juez como hasta la eternidad), también conocemos como utilizaban las cajas técnicas de ventas de muy baja moralidad, pero lo que sabían perfectamente los señores responsables de estas acciones tan arriesgadas y contaban con ello, era la lógica (y humana) avaricia de muchos cuando veían los altos índices de interés que daba ese producto. Y es que cuando una entidad te da algo tan, tan bueno, te tiene que hacer sospechar. Nunca regalan nada, ni las sartenes cuando abres una cuenta corriente. Te la cobran con creces. Es su trabajo. Algo parecido, con eso de volverse la gente loca por ciertas acciones, pasó con lo de Forum Filatélico y todavía siguen sin ver un duro. Te vendían unos sellos que ni si quieras veías. Otra estafa piramidal.


Así que ojo y cuidado con los que nos quieren vaciar los bolsillos.


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