Las elecciones europeas han traído muchas
sorpresas. Algunas esperadas otras no tanto. Los dos grandes partidos han
perdido muchos votos, más de cinco millones de votos entre los dos, muchos
euros y muchos eurodiputados que ahora no saben dónde colocar. Ha sido el peor
resultado de la historia para estos dos grandes. De tener el 80% de los escaños
en 2009 han pasado al 49%. El bipartidismo está tocado en su línea de flotación y no sabemos si seguirá flotando luego de las generales próximas.
Cuando salieron a dar explicaciones las caras de
los responsables de ambas candidaturas fueron patéticas. Las de Cospedal y
Cañete no se las creía nadie. Intentando
demostrar que estaban contentos por haber ganado cuando habían sufrido un
rapapolvo tremendo era una tarea imposible. Pero lo peor fue la cara de
Valenciano. Tenía los ojos hinchado de haber llorado y de no creérselo. Al
menos fue sincera. Ha sido un fracaso, dijo. Y Rubalcaba se escondió, añado.
También han irrumpido en la escena política nuevos
partidos como Podemos que ha roto todas las estadísticas. En cuatro meses de
vida han conseguido hacerse oír más que muchos otros partidos. Eso quiere decir
que no solo hay que hacer kilómetros con el autobús para llenar polideportivos
con simpatizantes sino que hay que saber transmitir, aunque lo que se transmita
sea el hartazgo de cómo se están haciendo las cosas. La absoluta transparencia
en los gastos (Podemos publica en la red las facturas de sus gastos) y la
realización de las primarias, absolutamente abiertas, ya que se han votado por
internet por cualquiera que estuviera interesado, han sido bazas que han
gustado a los electores y que le han transmitido su apoyo mediante los votos.
Otra lectura sería hacer hipótesis sobre las
comparaciones entre distintos comicios. Si hacemos el hipotético ejercicio de
que las de ayer fuesen elecciones generales al Congreso de los Diputados y las
comparamos con las generales de 2011, veríamos que el PP seguiría ganando, pero
hubieran perdido 50 escaños. El Psoe perdería 2, IU subiría hasta los 24 y
Podemos se estrenaría con ¡20 escaños!
Está claro que si hacemos una lectura nacional los
españoles entre la abstención y los nuevos partidos son varios millones de
personas que le están diciendo a los dos grandes partidos que no quieren que la
cosa continúe de la misma forma. De hecho, supongo que Rubalcaba tendrá que
mover ficha, dimitiendo o convocando primarias, para intentar que su electorado
reaccione. Andalucía, tradicionalmente socialista, ha sido el pilar en el que
se ha apoyado para que su pérdida no fuera aún mayor. La batalla interna será
con cuchillos en los dientes y Susana Díaz emerge como valedora del partido de
la rosa.
Pero lo peor de todo, es a nivel europeo. El
resurgimiento de los partidos de extrema derecha y extrema izquierda, incluso
de los nazis, y sobre todo los nacionalistas nos hace ver que muchos europeos
no quieren que esto siga igual. Europa nunca ha sido considerada por sus
súbditos como algo unitario. No nos fiamos de nuestros vecinos. La Unión Europea
no les gusta a los europeos y hay mucho euroescéptico dispuesto a hacerse oír.
Parece que UE se desmorona poco a poco desde dentro.
Veremos los nuevos acontecimientos.
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