lunes, 16 de septiembre de 2013

Relaxing cup of dimisiones



Ya han transcurrido unos días.  Ahora puedo hablar del tremendo bluf que  ha sido la no elección de Madrid  como sede olímpica. He dejado pasar unas jornadas para no hacer una entrada llena de mala idea. Y no es porque me doliera la designación de Tokio en detrimento de Madrid, puesto que yo prefería cualquier otra a la ciudad española, sino por la actuación de nuestros políticos.

El movimiento ideado por el entonces alcalde Gallardón para que, parece ser, por cansancio otorgaran a Madrid dicho honor, ha costado a las arcas del Estado la friolera de 6.500 millones de euros (hay medios que hablan de 8.000 millones). Tantos millones en hacer proyectos, invitar a los miembros del COI, pedir asesoramientos de personalidades “expertas” y otros gastos como publicidad, folletos, comidas, viajes (¡¡¡a Buenos Aires fueron más de 300 personas!!!), hoteles, ropa, etc. Para mí, siguen siendo muchísimos millones, más de lo éticamente aceptable.

Esos ocho mil millones gastados con dinero público en las tres fracasadas intentonas, equivalen a lo que tenía pensado el Estado recaudar por la última subida del IVA. Yo que soy autónomo, y el resto de ciudadanos, porque les repercute directamente en el precio de cualquier producto que compran, hubieran preferido, estoy convencido de ello, que nos no hubieran subido el impuesto y que Gallardón se hubiera quedado quietecito en su palacete de Ayuntamiento cuando se le ocurrió semejante idea.

Pero él no podía o puede quedarse quieto. Según el diario El Mundo, Gallardón cuando era alcalde multiplicó por 5 la deuda de Madrid en comparación con la de su antecesor, Álvarez del Manzano. Las obras de la M-30 costaron al final unos 6.000 millones de euros, según Juan Bravo, antiguo concejal del PP, aunque no afiliado. El Ayuntamiento, en época de Gallardón se gastaba al año 52 millones de euros en alquiler de oficinas, teniendo otras propias infrautilizadas. En la reforma del nuevo Ayuntamiento se gastó más de 500 millones, según la oposición. Según el diario El Confidencial, solo el despacho que se proyectó Gallardón, costó la friolera de 24,5 millones de euros. Y claro, se le ocurrió brillantemente la idea de que Madrid fuera sede olímpica.

Pero el pufo de la designación del COI a Tokio no solo nos ha provocado pérdidas económicas. También políticas, tanto dentro como fuera de España, y también sociales.

Después de la “exitosa” intervención de la Alcaldesa Ana Botella con el ya muy famoso “relaxing cup of café con leche” y otras perlas, han sido numerosos los periódicos extranjeros que se han visto “obligados” a reflexionar sobre lo que ha pasado en España. Muchos han examinado con lupa a nuestros políticos, en concreto a la Sra. Botella, aquella a la que nadie votó y todo el mundo sospecha por qué está ahí. Los periódicos extranjeros no han dejado títere con cabeza.

Desde lo fastuoso del Ayuntamiento, hasta lo de su mayordomo, pasando por sus dotes lingüísticas y su poca preparación en general, hacen que la alcaldesa de la capital de España haya sufrido un fuerte revolcón público. Ya incluso se le cuestiona desde dentro del PP (precisamente por Esperanza Aguirre, la única que de vez en cuando discrepa en ese partido). Pero, como digo, fuera de nuestro país también la han puesto a caldo. El diario alemán Der Spiegel no daba crédito que el palacio que ahora es su Ayuntamiento haya costado más de 500 millones de euros, que su despacho fuera más grande que el del Presidente de los Estados Unidos, que tuviera un mayordomo solo para servirle el café y que tuviera 260 asesores personales y altos cargos que cobran de media 60.000 euros. Igualmente el Ayuntamiento, continuaba el corresponsal, posee además 267 coches oficiales de uso personal, más que todas las capitales de la eurozona juntas. La alcaldesa de los discursos preparados, la llaman.

Y, como consecuencia de todo esto, del descrédito ocasionado a España en el exterior (en el interior ni lo cuestionamos pues ningún político lo tiene) y de la pérdida de tantos millones y millones por el indecente capricho de unos megalómanos políticos que atienden más a sus egos que a las necesidades de los ciudadanos, ¿qué es lo que pasará? Pues la respuesta es bien sencilla porque siempre es igual. Nada. Nunca pasa nada. Da igual que en Andalucía se roben miles de millones de euros destinados a los desempleados y que dos políticos en Madrid decidan, porque creen que tienen derecho a todo, que pueden dilapidar más de 6.000 millones de euros de todos los españoles. Da igual, repito, no pasa nada. Porque ¿alguien ha pedido la dimisión de Gallardón, que continúa siendo Ministro (cuestionado por abogados, fiscales, funcionarios y jueces) y la de Ana Botella (también cuestionada)? No lo he escuchado en ningún foro ni lo he leído en ningún periódico, pero alguien debería alzar la voz y pedir que esos derrochones se vayan a sus casas. ¿Acaso no ha sucedido nada, todo sigue igual?

 Tristemente, en este anestesiado país nadie alza la voz.










Imagen sin copyright por Shokunin para Open Clipart

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