lunes, 3 de febrero de 2014

El aborto y el patriarcado



   Hacer un artículo sobre el derecho al aborto debería ser muy sencillo. Igual que hacerlo sobre el derecho a las operaciones quirúrgicas de juanetes  o sobre la extracción de una muela del juicio, operaciones que nadie discute. En teoría debería ser tan sencillo para una mujer decidir qué hacer con su cuerpo y cuándo hacerlo como lo es para un hombre decidir si se opera de miopía o de menisco. A él nadie le cuestiona nada. Pero en la práctica y en la legislación (y más si Gallardón está por medio), no es así. No tienen las mujeres el mismo poder sobre su cuerpo que los hombres. Bochornoso.

   Así pues, la prohibición del aborto no solo viene marcada, legislada e impuesta por una sociedad históricamente machista que tiende a decidir por las mujeres, para mantener el control que sobre ellas recae, como si ellas no fueran lo suficientemente capaces y cabales sobre sus propios cuerpos, sino que proviene de una estructura, más amplia. Esa red es la llamada estructura del patriarcado.

   Hablar del aborto, por tanto, es hablar del patriarcado, de la dominación masculina y del control sobre el cuerpo de las mujeres. Esto tradicionalmente se ha manifestado legislando sobre ellas sin tenerlas en cuenta.

   Pero ¿qué es o qué forma esta estructura patriarcal?

   Lo primero que habría que diferenciar entre machismo y patriarcado.

   Para explicarlo brevemente, diré que  el machismo es entendido como una actitud individual o colectiva de prepotencia (física o psicológica) de los hombres respecto de las mujeres y el patriarcado es toda una estructura social, un red global, en la que diferentes factores se entrelazan, organizan y se retroalimentan mutuamente para conseguir que esas conductas misóginas se perpetúen en el tiempo. Gráficamente, el machismo es la manifestación del patriarcado y, a su vez, la prohibición del aborto,  una muestra más del machismo de nuestra clase política.

   Pero el sistema patriarcal como podemos deducir engloba mucho más de lo que se entiende por machismo. Éste es solo la punta del iceberg. Lo más evidente. Pero existe todo un engranaje que hace que el patriarcado se imponga en nuestra sociedad, ora de forma grotesca ora delicadamente.

   Pero, como ser machista está cada vez más castigado socialmente en nuestro país y en el resto de países occidentales, los que quieren negar la igualdad de ambos sexos y el derecho de las mujeres buscan, cada vez,  mecanismos de actuación más sutiles para seguir obteniendo lo mismo, es decir, poder sobre las vidas y  cuerpos de las mujeres. De hecho son tan etéreos estos mecanismos que a veces  muchos hombres y mujeres contribuyen a su mantenimiento incluso de manera inconsciente.

   Uno de estos mecanismos es la ignorancia o negación de la realidad. El silencio sobre estos temas o el no llamar a las cosas por su nombre otorgándole sinónimos más bondadosos. Porque lo que no se menciona no existe. De hecho, en la televisión que es el “gran  informador de masas” de nuestra época, no se escucha nada sobre el sistema patriarcal. Cuando se habla de algo parecido es tan solo de machismo.

   Esta global red patriarcal hace todo lo que está en su mano para que no se conozcan públicamente sus hombradas de machitos. De esta forma poco se sabe de ese concepto y habrá poco que achacarle.

   También encontramos a otras personas que simplemente creen que no es para tanto, o que ya se están haciendo suficientes cosas para combatir el machismo, por lo que no se preocupan. Y de esta forma, el patriarcado sigue pasando desapercibido por la gran mayoría.

   Pero hete aquí que lo que se había conseguido en derechos de la mujer durante muchos años y esfuerzos se pretende suprimir, sorpresivamente, con la nueva regulación del aborto, con el Ministro Gallardón como creador y la Iglesia Católica como promotora ideóloga.

   De hecho, ha sido tal la avalancha de opiniones en contra del proyecto de Gallardón, por desfasada y restrictiva, que tanto desde su propio partido, como desde la sociedad en general se han opuesto de forma visceral. Es curioso que hasta  la ultraderechista francesa, Marine Le Pen, ha manifestado que no apoyaría en Francia una ley como la de Gallardón. 

   ¿Quiere esto decir que Gallardón le adelanta por la derecha?

  Como digo ha sido tan general la oposición encontrada por este proyecto que ha conseguido que los populares nerviosos se hayan visto obligados a posponer su tramitación parlamentaria para que no afecte a los resultados de las elecciones europeas.

   Pero no creáis que esto ocurre exclusivamente en España. Según publica El Confidencial [1], Alexandra Katehakis y el Center for Healthy Sex (CHS) que vienen realizando una lista anual sobre los mejores y peores eventos con respecto a temas sexuales que se han dado en el planeta, ven como existen intentos de restringir los derechos de las mujeres. Aunque, es cierto que expresan muchos aspectos positivos, también existen varios puntos negativos que según ese Centro nos hacen viajar al pasado.

   Así, la lista del CHS hace referencia a que el aborto es legal en USA desde 1973, pero son muchos los políticos que han intentado burlar o acotar esta ley. El pasado año estados como Dakota del Norte, Carolina del Norte o Nuevo México han aprobado restricciones sin precedentes que van en contra de la ley federal. La restricción de unos derechos tan fundamentales es vista por el CHS como una noticia claramente negativa y retrógrada en los tiempos que corren. Pero ¿qué les motiva a estos políticos a restringir esos derechos? El control sobre la mujer.

   (Continuará en una posterior entrada)



[1] El Confidencial (30 de enero de 2014) http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-01-30/las-peores-noticias-recientes-con-respecto-a-la-liberacion-sexual_81920/






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